Síntomas del alcoholismo: cuándo deja de ser una actividad social y se convierte en una enfermedad
Consumir bebidas alcohólicas en entornos sociales de forma controlada es culturalmente aceptado. Sin embargo, esta práctica frecuente lleva a muchas personas a serios problemas de adicción que requieren de ayuda para aprender como dejar el alcohol. Al igual que las drogas ilegales, o socialmente no aceptadas, el alcoholismo puede ser determinado por los síntomas físicos y psicológicos que la persona afectada comienza a manifestar.
El hecho de que sea una actividad social tan frecuente, en muchas ocasiones dificulta que la persona adicta, e incluso sus familiares, reconozcan que padece la enfermedad de adicción. Por lo que es importante aprender a reconocer cuándo beber sustancias alcohólicas comienza a ser una necesidad más que un gusto recreativo. Este es el primer síntoma que indica la aparición la enfermedad de alcoholismo.
El resto de los síntomas que ayudan a diagnosticar la dependencia al alcohol están relacionados con un deseo intenso por consumir bebidas alcohólicas con regularidad, falta de control en el momento de beber, consumir con frecuencia aún cuando la persona está sola, la aparición del síndrome de abstinencia cuando la persona no puede beber, falta de control emocional y poca tolerancia con las demás personas.
Efectos del alcohol en el cerebro
El alcoholismo, al igual que otras drogas, tiene consecuencias en el estado físico y psicológico de la persona. En cuanto a las afecciones físicas, órganos como el hígado se ven fuertemente afectados por las cantidades excesivas de etanol que debe procesar, mientras que los efectos del alcohol en el cerebro tienen un impacto físico y psicológico que influye en las relaciones familiares y sociales de la persona afectada.
Los daños que se producen en el sistema nervioso de la persona alcohólica se deben a una alteración en la base fisicoquímica, que se da en el cerebro para el correcto funcionamiento del sistema cognitivo. Algunos de los síntomas evidentes son una visión borrosa, dificultad para caminar o hablar, pérdida de memoria, entre otros.
En cuanto a las relaciones sociales, la dependencia a las bebidas alcohólicas crea relaciones disfuncionales entre las personas, que afectan a la pareja del adicto y a su entorno más cercano. Una persona alcohólica cuando se encuentra sobria puede mostrarse intolerante ante el entorno o mostrar episodios depresivos, mientras que cuando está en estado de ebriedad no tiene control de sus actos, e incluso, pueden tornarse violentos. Por estas razones, el alcoholismo es considerado una enfermedad en la que es fundamental acudir a la ayuda con profesionales para superar el estado de dependencia.
¿Cómo tratar el alcoholismo?
Asistir a un centro para el tratamiento del alcoholismo es una oportunidad de lograr una recuperación exitosa, tanto de la salud del paciente como de las relaciones con sus familiares. El alcohol es la droga legal más común en nuestra cultura, por lo que el alcoholismo se ha convertido en una de las enfermedades con mayor cantidad de personas que la padecen.
Si has detectado que un ser querido está presentando síntomas de alcoholismo que están deteriorando su salud y sus relaciones personales, lo mejor es prestarle el apoyo que necesita para que acuda a un centro donde encuentre la asesoría por parte de profesionales especializados en tratamientos para superar la adicción.
Un tratamiento eficiente se pueden encontrar en los mejores centros. Está dividido en distintas fases en donde se trabaja la desintoxicación, la deshabituación, el tratamiento de rehabilitación y la reinserción en el entorno social del paciente.