De nuevo la posibilidad de la legalización del cannabis medicinal está sobre la mesa. Y ya hay una fecha para tener una respuesta: el próximo 23 de junio.
Pero, ¿cuáles son los pasos?
La cita de junio es en la que la Comisión de Sanidad del Congreso se reúne para votar la propuesta para que el Gobierno regule el uso del cannabis con fines medicinales. Eso significaría – según se prevé – que sea desde ese momento cuando se ponga en marcha, gracias al previsible apoyo mayoritario de la Cámara de representación, el engranaje que llevaría formular la norma que por fin diera luz verde al uso de este tipo de producto en algunas terapias como ya se hace en otros países europeos.
España, de hecho, vive en una contradicción en este campo. Mientras que en el campo de la investigación de terapias avanzadas somos líderes gracias a una de las mejores sociedades investigadoras del Viejo Continente y, además, nuestro país puede producir y cultivar, sus productos, no pueden usarse porque el marco regulatorio lo impide.
Las voces expertas llevan tiempo solicitando esta regulación en beneficio de pacientes y de la sociedad, que vería también cómo los impuestos pasarían a poder ingresarse frente a las importaciones, en muchos casos, que quedan fuera de la jurisdicción impositiva española.
Mientras, lo que sí es posible es hacerse con algunos productos concretos que, autorizados, están llegando a normalizarse gracias al esfuerzo de emprendedores que apuestan por una tienda de CBD en la que comercial, tanto en su versión online como, en algunos casos, física, productos que pasan por el control legal que actualmente se permite en España.
“Por suerte cada vez hay más cultura de los beneficios que, avalados por la Organización Mundial de la Salud, tienen los productos que contienen cbd. Cremas, cosméticos y aceites son los formatos que mejor acogida están teniendo, pero poco a poco la gente también opta por pequeños cultivos siempre bajo la premisa de plantas con elevado CBD y bajo THC, de hecho, por debajo del 0.2%” explican.
Tanto es así que, desde 2020, la Unión Europea ha despenalizado el CBD siempre que éste sea cultivado, siguiendo los estrictos controles de salubridad y seguridad, en un país miembro, admitiendo así la comercialización.
Actualmente, la legislación española, a expensas de ver cómo se regularía en adelante, solo permite su uso tópico a través de productos como bálsamos, cremas y demás formatos de productos para la piel.
“Muchos piensan que aprobar esto podría ser un peligro y nada más lejos de la realidad. El uso terapéutico tendrá que estar regulado y recetado por médicos, que son los que en adelante van a tener que aprender cómo este compuesto puede mejorar y paliar ciertas dolencias haciendo casi medicina a la carta. No se trata de que se venda sin más, sino como el resto de medicamentos, siguiendo los consejos de los expertos y profesionales” concluyen.
Sin duda, los próximos meses serán claves para comprender cuál será el futuro de una industria que permitiría a España, dada su investigación y capacidad productora gracias a un clima único y perfecto para este tipo de planta, ponerse a la cabeza en Europa y destacar a nivel internacional.