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La catedral de Nuestra Señora de la Encarnación, un símbolo de Almería

La catedral de la Encarnación es uno de los monumentos más relevantes de Andalucía. Pero, sobre todo, es un emblema de nuestra ciudad. De hecho, cualquier folleto turístico sobre ella le concede una importancia fundamental. En cuanto a estas guías, un flyer publicitario de HelloPrint sería una magnífica opción. Pero vamos a centrarnos en descubrir el templo almeriense.

La construcción de la catedral de la Encarnación

La edificación de la iglesia comenzó en 1524, tras quedar destruido el templo anterior debido a un terremoto ocurrido dos años antes. Fue el obispo de la diócesis, fray Diego Fernández de Villalán quien ordenó su construcción.

Probablemente, fue diseñada por el gran arquitecto burgalés Diego de Siloé, quien lo concibió a modo de iglesia fortaleza como defensa contra los ataques de piratas berberiscos. La edificación del templo duró doscientos años e incluso se hicieron reformas posteriores. Otras figuras del arte español que trabajaron en la catedral fueron el conquense Juan de Orea, el maestro granadino José Sánchez y el madrileño Ventura Rodríguez.

El templo almeriense por fuera

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Declarada Bien de Interés Cultural, la iglesia almeriense es, como decíamos, una de las pocas con estructura de fortaleza que hay en España. Respecto a su estilo, combina, principalmente, el gótico tardío y el renacentista. No obstante, también cuenta con elementos barrocos y neoclásicos.

Tiene planta de salón constituida por tres naves de poca altura y cubierta plana. Asimismo, presenta elementos típicos de las fortalezas como aspilleras, troneras o adarves. Incluso posee una torre del homenaje construida en el siglo XVII en su parte noroeste. Sobre el crucero hay una linterna renacentista y, en el cabecero y girola, tres capillas.

La puerta principal es de las llamadas «parlantes», es decir, que transmiten un mensaje, en este caso de poder y religiosidad. Se debe a Juan de Orea, quien se basó en sus anteriores trabajos en el Palacio de Carlos V de la Alhambra de Granada. También este arquitecto diseñó la otra gran portada del templo, la de Los Perdones. Es similar a la anterior, pero, si en aquella se exaltaba la figura del emperador Carlos con escudos y adornos, en esta se hace lo propio con el obispo Fernández de Villalán.

El interior de la catedral

Es más exuberante y bonito que el exterior. Fundamental es el altar mayor, que posee un magnífico retablo barroco. Detrás de él se encuentra la capilla del Santo Cristo de la Escucha, concebida como cámara sepulcral del citado obispo Villalán. Por su parte, la capilla de San Ildefonso también cuenta con un bonito retablo barroco. En cambio, el de la de San Lorenzo es neoclásico y elaborado en mármol. Las del Sagrario, Nuestra Señora del Carmen, San Indalecio y la Piedad completan las capillas del templo.

Por su parte, el coro posee una maravillosa sillería de nogal y, sobre esta, se encuentran dos espectaculares órganos barrocos. La sacristía tiene una magnífica decoración de medallones, un cuadro del Cristo de Burgos y varias pinturas flamencas. Adosada a esta se halla la sala capitular, también con una interesante colección de cuadros.

En cuanto al claustro, es uno de los elementos más bonitos del templo. Se creó en el siglo XVIII, por lo que presenta rasgos neoclásicos. Es rectangular con cuatro galerías. Finalmente, la iglesia posee ocho campanas repartidas por la espadaña y otras partes de la cubierta.

En conclusión, la catedral de la Encarnación es uno de los monumentos emblemáticos de Almería. Destaca por su originalidad, su armoniosa mezcla de estilos arquitectónicos y las piezas artísticas que alberga.

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