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Los errores más comunes al hacer una transferencia de coche (y cómo evitarlos)

Hacer una transferencia de coche no es solo un simple intercambio de papeles: implica trámites legales, verificación de documentación y plazos estrictos que, si no se respetan, generan complicaciones. Muchos compradores y vendedores cometen errores por desconocimiento, lo que puede derivar en sanciones, pagos duplicados o incluso fraudes. Antes de entregar las llaves o firmar un contrato, es preciso conocer cada paso del proceso. ¡Te los contamos!

 

Uno de los errores más graves es no solicitar un informe vehículo DGT antes de la compra. Este documento revela si el coche tiene cargas, multas, embargos o si ha sido dado de baja. Comprar un coche sin esta información implica asumir deudas ajenas o verse inmerso en conflictos legales inesperados. Una gestoría puede encargarse de esta solicitud por ti, asegurando que el vehículo esté libre de cargas antes de iniciar cualquier otra gestión.

 

Firmar un contrato no basta. El nuevo titular debe hacer el cambio de nombre en la DGT en un plazo máximo de 15 días tras la compraventa. Si no se hace, el coche seguirá figurando a nombre del antiguo dueño, quien podría recibir multas o impuestos del vehículo que ya no le pertenece. Contar con una gestoría para la transferencia del coche agiliza el trámite y evita errores de documentación o retrasos que puedan generar sanciones.

 

Olvidar notificar la venta del vehículo

Un error común por parte del vendedor es no presentar la notificación de venta de vehículo. Aunque el comprador se encargue de la transferencia, el vendedor debe informar a Tráfico para desligarse oficialmente del coche. Este paso protege al antiguo propietario frente a infracciones cometidas por el nuevo dueño antes de que la DGT actualice los datos.

 

Redactar mal el contrato de compraventa

Firmar un contrato incompleto o sin los datos necesarios puede dejar a ambas partes desprotegidas. El documento debe incluir la fecha de la operación, los datos de comprador y vendedor, el precio, la matrícula y una declaración de que el vehículo no tiene cargas. No hacerlo correctamente es motivo de reclamaciones posteriores. Existen modelos de contrato que se adaptan, aunque lo más seguro es recurrir a asesoramiento profesional.

 

No pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP)

El comprador tiene la obligación de abonar el ITP en su comunidad autónoma. Si no lo hace en el plazo correspondiente (habitualmente 30 días), se expone a recargos y sanciones. Aunque puede gestionarse por cuenta propia, muchas personas optan por dejar esta responsabilidad en manos de una gestoría, evitando cálculos erróneos y pérdidas de tiempo.

 

Presentar documentación incompleta

Es habitual que se retrase el proceso por no aportar todos los documentos exigidos: DNI, contrato de compraventa, ficha técnica, permiso de circulación, justificante del ITP. Un fallo en cualquiera de ellos, paraliza el trámite. Una gestoría conoce la lista exacta y se asegura de que todo esté en orden antes de ir a Tráfico.

 

No solicitar un duplicado en caso de pérdida del permiso

Si el permiso de circulación original se ha extraviado, no podrá realizarse la transferencia hasta que se resuelva. En estos casos, es fundamental pedir un duplicado permiso circulación lo antes posible. Hacerlo online a través de servicios especializados permite ahorrar tiempo y evitar desplazamientos innecesarios.

 

No revisar el estado técnico del vehículo

 

Coche sin garantia

 

El aspecto exterior no basta para determinar si un coche está en buenas condiciones. Antes de cerrar la operación, conviene revisar que el vehículo no tenga vicios ocultos, que haya pasado la ITV y que no arrastre averías graves. De lo contrario, el comprador podría asumir costes imprevistos tras la compra.

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