En una sociedad en la que hemos plagado las redes sociales de los momentos que vivimos acompañados de una frase reflexiva, o las imprimimos en vinilos decorativos, cuadernos, carpetas, camisetas… adquieren más trascendencia que nunca esas frases que han marcado la historia, o que siendo más contemporáneas ya se han ganado su sitio.

Muchos personajes conocidos han pronunciado o escrito frases que se han hecho famosas –“ojo por ojo y el mundo acabará ciego” (Mahatma Gandhi)-. O frases geniales pronunciadas por mentes brillantes. –“El caer no ha de quitar la gloria de haber subido” (Calderón de la Barca)-.

Ya sean frases sabias o frases motivadoras –“lo que no te mata, te hace más fuerte” (Friedrich Nietzsche)-, de aprendizaje personal –“estos son mis principios y si no te gustan tengo otros” (Groucho Marx)-, de tristeza –“es sincero el dolor del que llora en secreto” (Marco Valerio Marcial)-, de amor –“quizá sólo se trate de encontrar a quien te siga mirando mientras tú cierras los ojos” (Elvira Sastre)- o intelectuales, que nos gustan porque nos invitan a todos a la reflexión –“El hecho de que un hombre conozca la diferencia entre el bien y el mal demuestra su superioridad intelectual sobre las demás criaturas, pero el hecho de que él pueda hacer el mal demuestra su inferioridad moral ante cualquier criatura que no puede” (Mark Twain)-. La cuestión es que cada vez están más integradas en la sociedad.

Pero ¿qué nos aportan? ¿Por qué nos gustan tanto? ¿Cuáles son las favoritas? Casi todas ellas están recopiladas en este listado de las mejores frases famosas del mundo.

La principal razón es porque son motivadoras, –“Todos caemos al suelo en algún momento. Es la forma en que te levantas, ese es el verdadero desafío. ¿No es así?”-, que dijo Madonna invitando a no rendirse. Y cuanto mayor es la trascendencia de su autor, más creíble nos resulta su mensaje. –“Estoy agradecido por todos los que me dijeron no. Es gracias a ellos que soy quien soy”, reflexionó Albert Einstein.

También influye el hecho de sentirnos parte de un grupo. Cuántas veces no hemos encontrado acertada una cita en un momento de nuestras vidas, con la que un tiempo después no hemos sentido la misma conexión. Ciertas reflexiones constituyen un nexo con personas que comparten ese sentimiento.

Sea como sea nos sirven de inspiración, incluso aunque se trate de una cita acuñada hace siglos. –“Llora como un niño lo que no has sabido defender como hombre”- que dice la leyenda que le espetó su madre a Boabdil ´el chico´, último Rey de Granada, cuando volvió la cabeza llorando para ver su ciudad por última vez.

En muchas ocasiones, nos transmiten una emoción cargada de energía positiva en los momentos apropiados. Al fin y al cabo, basta con cambiar la orientación de nuestros pensamientos para conseguir que la inspiración nos de ese empuje necesitado.

Frases que se quedan

Además son frases generalmente cortas, algo que sirve de ayuda a que se queden plasmadas en nuestra mente. Las citas célebres son un refuerzo para condensar mensajes que se extenderían con otras palabras. Basta una buena cita célebre o frase inspiradora compartida en una red social para que todo el mundo interprete cuál es nuestro estado anímico. –“Si cuando estás solo, te sientes solo, no tienes buena compañía”-, que dejó Jean Paul Sartre para la reflexión.

Las hay polémicas –“prefiero morir de pie a vivir arrodillado” sentenció el Ché Guevara, o profundas, que nos hacen sonreir, que nos pasean por la nostalgia… en definitiva, que provocan una reacción, y remueven algo en nuestro interior o en nuestras conciencias sociales. Y por eso triunfan tanto.