Suele decirse que en el casino, la casa siempre gana. Pero no sucede lo mismo en las apuestas deportivas, aunque está más que demostrado que la mayoría de los usuarios pierde dinero en estas actividades. Lo cierto es que las apuestas deportivas, al no estar sujetas totalmente al azar -sino que hasta cierto punto suelen ser predecibles en el tiempo-, permiten que mediante la utilización de los recursos adecuados, se pueda ganar dinero a mediano y largo plazo; incluso llegando algunos tipsters reconocidos a vivir enteramente de ello.
El mercado de las apuestas deportivas es enorme y variado. Hay espacio para todas las disciplinas, para muchos mercados, para casas de apuestas líderes de su sector como THA BET y otras no tan conocidas. En ese contexto, encontrar el estilo de trabajo -sea con fines lúdicos o estrictamente profesionales- es importante, pero también lo es seguir las recomendaciones que sin duda llevarán hacia el camino del éxito al apostante.
Separar el trabajo de la pasión
Si se está comenzando en el mundo de las apuestas deportivas, es bastante probable y habitual que los primeros movimientos estén condicionados con la pasión y las aficiones propias. Por eso, los apostadores novatos suelen entrar siempre a cuotas a favor de los equipos o jugadores que les gustan, dejando de lado el factor estadístico, entrar a las apuestas “con cabeza” o ser totalmente objetivos en sus decisiones.
Por tanto, la recomendación es obvia: dejar de lado la pasión y centrarse en las apuestas deportivas como si se tratara de un trabajo, de un proyecto de inversión. Visto de esa manera, está más que comprobado que las ganancias pueden ser superiores a las pérdidas. Lógicamente, eso no quiere decir que no se pueda aprovechar el conocimiento diferencial que se tiene sobre el equipo o jugadores de los que se es aficionado, ya que eso puede ser también una manera de vencer las probabilidades, utilizándolas a favor.
Nunca salirse de los límites de la gestión
Otro error común en apostadores novatos es apostar a cualquier cosa solo porque parece probable, lo que a largo plazo significa tener muchos números rojos en la cuenta de la casa de apuestas. En ese caso, es bastante recomendable desde el inicio saber reconocer una disciplina deportiva -ejemplo, fútbol, tenis o baloncesto- y de ser posible, un mercado específico dentro de esa disciplina -ganadores, altas y bajas, actuaciones individuales, etcétera-.
Relacionado con lo anterior está el tema de los importes apostados. Desde el inicio, un apostador debe reconocer cuánto dinero puede permitirse apostar en cada periodo -lo más típico es usar un mes como periodo predeterminado para la gestión- y cada mes ir ajustando de acuerdo a si se gana o se pierde. Dentro de ello, también se deben establecer límites sobre cuánto apostar en cada entrada, utilizando los profesionales, los bankrolls porcentuales, que se modifican periodo a periodo de acuerdo a los resultados obtenidos, pero también existiendo la posibilidad de colocar un importe fijo, estricto, que impida tomar decisiones descabelladas que lleven a una pérdida notoria de capital.
Las apuestas deportivas son, en esencia, una actividad lúdica
Al igual que un casino, la lotería o el bingo, las apuestas deportivas deben verse siempre desde una perspectiva lúdica. Bien es cierto que algunas veces se gana dinero y en otras pocas veces, se logra ganar mucho dinero. Pero si se pierde la perspectiva lúdica de las apuestas deportivas; es decir, que dejen de ser divertidas y se conviertan en una actividad que ocupe mucha atención, que condicione la vida social, laboral o personal del usuario, ya hay que reconocer la existencia de un problema y se deben tomar otras acciones.
Las apuestas deportivas siempre representan una ganancia cuando, incluso sin dar dinero realmente, consiguen que el usuario se pueda divertir de manera diferente y emocionarse al ver sus eventos deportivos favoritos. Además, si se siguen hábitos recomendados por expertos, al correr del tiempo se podría ganar dinero con ellas.