Para muchos de nosotros, decir que no puede ser una tarea increíblemente difícil. Puede ser por miedo a defraudar a los demás o por el deseo de complacer constantemente a quienes nos rodean. Aunque decir que sí puede suponer un alivio a corto plazo al permitirte evitar la confrontación con los demás y evitar lidiar con emociones incómodas, decir que sí todo el tiempo tiene sus propias implicaciones. Cada vez que dices que sí a algo, dices que no a tus propias prioridades.
Por ejemplo, cada vez que dices que sí a cosas que no disfrutas, dices que no a las cosas que sí disfrutas. Cada vez que aceptas reuniones que no van a ninguna parte, dices que no al tiempo con las personas que realmente te importan y cada vez que dices que sí a otro favor, dices que no a las cosas más importantes para ti.
No es fácil establecer límites saludables de forma amable y proactiva, ya que decirle a la gente lo que necesitas puede parecer egoísta, agresivo o incluso grosero. Pero es importante, los límites nos permiten sentirnos seguros y respetados tanto física como emocionalmente. Respetar nuestros límites nos ayuda a cuidar mejor de nosotros mismos, fomenta la confianza, evita el agotamiento e infunde más significado y autenticidad a nuestras relaciones.
¿Por qué es tan difícil decir que no?
Para algunos adultos, la incapacidad de decir no proviene de la infancia. Desde pequeños se les enseña a ser educados y comunicativos. Si un padre o un profesor le pedía a un niño que hiciera algo, decir que no se interpretaba como una forma de respuesta. En algunos casos, negarse a un adulto significaba un castigo o un refuerzo negativo.
Sin embargo, esto puede provocar problemas de comunicación y autoafirmación. Al ser educados en la creencia de que decir no es malo, los niños tienen dificultades para comunicar sus preferencias. Para algunos, esta incapacidad de hablar por sí mismos continúa en la edad adulta.
Otra razón por la que puede resultarte difícil decir que no es si dudas de ti mismo. Con el síndrome del impostor, sientes que no eres lo suficientemente bueno para desempeñar el papel que tienes.
Debido a estos sentimientos, evitas decir que no a los demás. Temes que piensen que eres incapaz de desempeñar tus funciones y responsabilidades. También puede ser difícil decirte que no a ti mismo. Sientes constantemente que tienes que decir que sí para demostrarte a ti mismo que puedes hacer tu trabajo.
Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a establecer límites.
Decir que No para comprender tus prioridades
Tómate el tiempo de considerar lo que es importante para ti. Tu tiempo es valioso y si dices que sí a todo, corres el riesgo de agotamiento, sentimientos de resentimiento y te niegas el tiempo para centrarte en las cosas que te gustan. Escriba una lista de sus prioridades y compárela con el tiempo y la energía que está invirtiendo en la actualidad; así podrá ver si necesita hacer algún ajuste.
Utiliza la comunicación directa
Practica una comunicación clara. No siempre tienes que dar explicaciones o inventar una excusa cuando no quieres hacer algo. Ser asertivo y directo te ayudará a evitar caer en viejos hábitos.
Deja tiempo para reflexionar
Si te encuentras en una situación en la que alguien está cruzando un límite, pero no estás seguro de cómo responder, considera volver a la conversación después de haber tenido tiempo para reflexionar.
Comprende que los límites pueden ser flexibles
Tendremos diferentes límites para diferentes personas, y pueden cambiar con el tiempo o en diferentes contextos. Tener límites demasiado rígidos o demasiado laxos también puede acarrear problemas.
Prepárate para las respuestas negativas
Es de esperar que algunas personas reaccionen mal a tus límites. Las personas que son controladoras, manipuladoras o que luchan por desarrollar límites saludables pueden sentirse mal cuando usted establece un límite. Aunque puedes expresar tus límites con amabilidad, no es tu responsabilidad hacer que les parezca bien.
Establezca consecuencias para las violaciones de los límites
Piensa en lo que harás si alguien sigue traspasando tus límites. Esto puede implicar una ruptura de la relación, dejar de trabajar con alguien o desvincularse de las actividades. Escoge una consecuencia con la que te sientas cómodo y mantente fiel a ella.