Desde hace un tiempo, muchas son las personas que han decidido dar un giro a su vida y apostar por crear su propia empresa, ya sea de manera individual o bien, con otros socios. Hay que decir que se trata de un formato que puede ser ideal para generar nuevos ingresos, siempre que se tenga un proyecto innovador y creativo, así como la financiación que corresponda.
En este sentido, si se está decidido a crear una empresa desde cero, una de las mejores opciones es contratar los servicios de un abogado derecho mercantil. Esto es así porque es la rama de derecho privado que se encarga de regular todos los actos comerciales o lo que es lo mismo, el ejercicio del comercio en general.
Al tratarse de una rama bastante amplia, para crear una empresa es esencial contar con este tipo de expertos, que ayudarán y guiarán durante todo el proceso, así como se encargarán de llevar a cabo muchos de ellos.
En cualquier caso, además de contar con estos especialistas, también es importante conocer a fondo los pasos principales que hay que dar para constituir un negocio desde el primer día.
La idea
Lo primero que hay que tener, como no podía ser de otra manera, es una idea inicial, teniendo en cuenta que esta debe ser creativa, original e innovadora. Eso sí, siempre en base al sector en el que se quiere desarrollar la actividad, sabiendo que en la actualidad se puede actuar en un gran número de mercados. No obstante, fraguar la idea es la base de cualquier proyecto que se precie.
Viabilidad
Una vez que se tenga clara la idea, el siguiente paso será realizar un estudio para conocer la viabilidad del proyecto. Es decir, si podrá ser factible llevarlo a cabo y si hay idea de futuro. Aquí, conocer la rentabilidad es esencial, con el objetivo de sacar el máximo partido al posible negocio. Durante este estudio, hay que analizar tanto las fuerzas y oportunidades, como los riesgos y las debilidades.
Socios
Aunque un negocio se puede montar con una sola persona, siempre se recomienda buscar otros socios para repartir gastos, aunque también, en este caso, se repartirán cuando toque las ganancias. Lo ideal es que sean personas comprometidas con el proyecto y con las que se tenga confianza.
Nombre
El nombre de la empresa también es importante, puesto que será la carta de presentación del negocio y, sobre todo, la primera información que le llegará a los usuarios sobre la empresa. Elegir un buen nombre no es tarea sencilla, de ahí que haya que darle a la imaginación todo lo posible. Además, una vez que se acierte, habrá que registrarlo en la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Forma jurídica
Aquí es donde los abogados especialistas pueden ser de más ayuda, ya que, para constituir una empresa habrá que elegir la forma jurídica que más se adecue al negocio o a las necesidades de los futuros propietarios. Para empezar, habrá que elegir entre persona física o jurídica, entendiéndose como la primera a los autónomos y en la segunda a las sociedades mercantiles.
Dentro de estas sociedades hay de varios tipos, la limitada, la anónima, la laboral o la cooperativa, entre otras. Cada una de estas con sus ventajas e inconvenientes.
Financiación
Por último, entre los primeros pasos más importantes se encuentra la financiación, es decir, el capital con el que se va a iniciar el proyecto. Hoy en día existen numerosos formatos y fuentes de financiación, desde los propios ahorros, hasta préstamos entre particulares, entidades bancarias, capital de riesgo, crowdfunding o subvenciones y ayudas.